martes, 28 de febrero de 2012

Errores de edición

Ya están corregidos algunos errores de edición de las anteriores entradas y las novedades han sido incorporadas a las recientes. Me molesta un poco que la anchura del blog sea tan limitada, porque las entradas se mezclan con la barra de opciones lateral. Miraré como arreglar eso. 

   También aprovecho para presentaros nuevas secciones: Trailers y posters, Sobre el blog, y próximamente, Reseñas, Videoclips... 

¡Un saludo! 

La nueva princesa de Dinsey... ¡y Pixar!: "Brave (Indomable)"

Muchos ya estaréis al tanto de lo que se cuece entre el tándem Dinsey-Pixar últimamente. Los que no sepan aún de lo que hablo...

"‘Brave’ (’Indomable’) nos contará la historia de Mérida, una habilidosa arquera hija del Rey Fergus y de la Reina Elinor. Mérida está decidida a labrarse su propio camino en la vida y desafía una costumbre milenaria y sagrada de los ruidosos señores de la tierra (el enorme Lord MacGuffin, el huraño Lord Macintosh y el cascarrabias Lord Dingwall). 
Sin quererlo ni beberlo, las decisiones de Mérida desencadenan el caos y la furia en el reino. Y cuando acude a una excéntrica y sabia anciana en busca de ayuda, se le concede un desventurado deseo. El enorme peligro que corre obligará a Mérida a descubrir el significado del auténtico valor: tendrá que deshacer una terrible maldición antes de que sea demasiado tarde."
       This is it. Los creadores de "Buscando a Nemo", "Up" o "Wall-E" nos traen una sorprendente historia protagonizada por una princesa. Una princesa Dinsey con un toque Pixar muy atractivo. Una heroína escocesa de armas tomar.
      Solo por la descripción oficial del argumento, los trailers y los posters, "Brave" parece acercarse a una producción épica y mucho más oscura que otras de la misma firma. Si en "Up" podíamos apreciar ya una producción cinematográfica mucho más adulta de una casa dirigida generalmente hacia el público infantil, "Brave" se autodefine como la nueva apuesta animada para toda la familia.

     Para vuestro deleite, los trailers y el último póster de "Brave", que promete mucho, mucho, mucho, mucho.




¿Un fracaso inminente? ¿Qué pasa con "John Carter of Mars"?

"Situada en un herido Marte, John Carter de Marte, relata el viaje del veterano de la guerra civil John Carter (Taylor Kitsch), que se verá luchando en una nueva guerra y en medio de una serie de misteriosos y extraños habitantes del planeta rojo, incluyendo a Tars Tarkas (Willem Dafoe) y Dejah Thoris (Lynn Collins)."




"- Tú eres... John Carter de la Tierra
 - Sí, señora."

No suena mal. Una historia que se antoja original (ADAPTADA de la novela, entiéndase) en nuestros días, para llevar a la gran pantalla. Eso sí, quizá demasiado... Arriesgada, sí. Arriesgada para una superproducción hollywoodense de ciencia ficción en la que la Disney (que anda detrás de toda esta obra de proporciones titánicas en cuanto a gastos) ha invertido la friolera de 250 millones de dólares. Se dice pronto, pero no es poco. 

        Pero el mayor problema de esta realización lo encontramos en las peculiares fechas que la productora ha escogido para su estreno: ni más ni menos que el mes de marzo, uno de las peores elecciones para el lanzamiento a las pantallas de ostentosas producciones. Quizá, animados por el indiscutible éxito de "Alicia en el País de las Maravillas" de Tim Burton, que también llegaba a nuestras salas de cine por estos días, Disney se ha atrevido a estrenar "John Carter" en uno de los meses menos acertados del año. 

      Probablemente, a "John Carter" la habría ido muchísimo mejor en verano, pero puede que se haya visto incapaz de competir con otros grandes rivales de la industria que están por estrenarse. No obstante, veremos si la película es capaz de amortizar esa gran cifra de dinero invertida en ella en una temporada siempre floja para las recaudaciones en taquilla

      ¿Conseguirá "John Carter" atraer a un gran público a las salas? ¿Conseguirá superar el fracaso que se le anuncia? Yo de momento os dejo aquí un trailer que ya podéis ver en televisión, para animaros a visionar una producción que rebosa entretenimiento, acción, sci-fi, CGI y frescura. Además, en IMAX tiene que ser una pasada sí o sí. Ahí lo lleváis: 

"The Scratist": avance del homenaje a la vencedora de los Oscars 2012

Después de un tiempo sin actualizar, regreso con un par de noticias que me interesan. Primero, para empezar y hacer referencia a la pasada ceremonia de entrega de los Oscars, quiero enseñaros el avance del homenaje que hará la película "Ice Age" a la película muda que ha dado tanto que hablar: "The Artist".
        Me da pena no tener la crítica de dicha obra maestra en mi blog, porque la vi prácticamente el día de su estreno y me declaro una ferviente fan de esta, pero me temo que ya poco podría aportar. Así que por estas razones, también como pequeño tributo por mi parte a la que se llevó las cinco estatuillas, aquí tenéis el clip de la ardillita: 
       

miércoles, 22 de febrero de 2012

Crítica: "Shame"

Ayer (¡por fin!) tuve el placer de ver la última obra maestra de Steve McQueen. Tras la sobresaliente y cruda “Hunger”, llega a nuestras salas de cine “Shame”. Tiempo atrás, se hizo notar en el Festival de cine de Venecia e incluso le valió un galardón al protagonista, el irlandés Michael Fassbender, así que poniéndome un poco informal… coño, ya le tenía ganas a esta película.
        Y hablando de placer, os dejo la sinopsis para que veáis por donde van los tiros:
"Brandon (Michael Fassbender) es un treintañero neoyorquino con serios problemas para controlar y disfrutar de su vida sexual. Se pasa el día viendo páginas pornográficas y manteniendo contactos con solteras de Manhattan..."


        Lo que más se oyó tras su proyección en Venecia fue la inclusión de escenas de alto y explícito contenido sexual en el montaje final. Extensas tomas que se recrean en los actos sexuales sin privarse de ningún plano, sin censura alguna. Sin embargo, os pongo sobre aviso: “Shame” no es una película pornográfica ni, muchísimo menos aún, erótica. No es una porno porque no hay tanto sexo como en un principio podría dar juego el retrato de la vida de un adicto. No es erótica porque se nos muestra siempre un sexo frío, rutinario, gris, sin pasión ni emociones, ni calor (salvo contadas excepciones en las que siempre aparece algún obstáculo para templar el ambiente).

         Esta frialdad nos la pinta McQueen en el paisaje de un New York mucho menos vivo y alegre que de costumbre. La metrópoli se dibuja sobre una cuadrícula en la que se alzan altos edificios de hormigón, que alcanzan el cielo siempre encapotado. La lluvia y las nubes, si os fijáis bien, nunca van abandonar el techo de la ciudad que nunca duerme. Aunque, ciertamente, la mayoría de las escenas son rodadas en la más pura (y a veces completa) oscuridad de la noche y las calles secundarias. El resto de los emplazamientos lo completan el metro, las oficinas, apartamentos lujosos, discotecas y habitaciones de hotel blancas con grandes ventanales.

            En los lugares cerrados, el director nos deleita con colores luminosos y pálidos, muchos cristales y el minimalismo decorativo: la soledad física, el frío de una jaula de oro en el entorno urbano. En las calles, nos encierra en la penumbra, en los suburbios, en la suciedad, los medios tonos y las luces de león: la soledad afectiva, la decadencia; sentirse solo aun cuando se está rodeado de gente.

         Y es que en la película, repleta de diferentes matices que invitan a una profunda y distendida reflexión sobre la forma de afrontar nuestras vidas hoy en día, lo menos importante es la adicción sexual. Lo que nos importa, lo que nos lleva a no abandonar la sala hasta la aparición de los títulos de crédito, no son el sexo ni los cuerpos desnudos, sino la desnudez del alma del personaje de Fassbender.


           Quizá lo más curioso de la cinta, aparte de los ya habituales planos tan originales y distintivos del cineasta (en “Hunger” se observa con mayor claridad este delicioso aporte visual y estético), es la extensa longitud de las secuencias. Aunque, generalmente, en el cine se hace uso de largas tomas con un solo plano para crear ambiente de tensión o disminuir la velocidad de la acción, en realidad en “Shame” no se aprecia apenas el pausado ritmo del desarrollo. Es cierto que se hace larga, aunque, en mi humilde opinión, no para mal. Simplemente en lugar de parecer que su duración no sobrepasa casi la hora y media, para el espectador directamente se convierte en dos horas muy fluidas.

            Estas prolongadas secuencias, además de ofrecer un montaje llamativo y muy realista, lucen mejor el trabajo de los actores. No es lo mismo ver a Fassbender en un refrito de planos de corta duración pertenecientes a diferentes tomas (veáse, X-Men, por ejemplo), a encontrarnos frente a un sinfín de emociones dentro de un mismo plano en el rostro del actor, sin mezclar tomas, a veces durante más de treinta segundos. Ese acercamiento del séptimo arte al teatro es una gozada para los que disfrutan con una interpretación completa y humana


             El guion, ideado también por el polifacético McQueen, es una metáfora de tantas situaciones cotidianas de la vida que uno pierde la cuenta. Es brillante y por eso, aunque no haya muchas escenas dedicadas al diálogo, cada palabra pronunciada se lleva la palma. No hay más que prestar atención, por ejemplo, a la conversación que mantienen Brandon y su compañera de trabajo en la cita, sobre el sentido de las relaciones (ahí está la clave de las carencias del personaje de Fassbender). También prestad atención a otros momentos del metraje, como el juego en la discoteca sobre los detalles o la chala del protagonista y su hermana en el sofá, porque en ellos se esconden la esencia de “Shame”.

           Sin embargo, como en la vida misma, lo más importante no está en las palabras, sino en los actos. Ya en la primera acción, en el metro con la mujer (una de las escenas más impactantes, a mi parecer, por su cargado contenido de la cuestión moral), se retrata la personalidad de Brandon como un ser solitario, feroz, hambriento y ligeramente avergonzado. Esa vergüenza hacia su propia condición de adicto irá aumentando a medida que avanza la película y nos vamos inmiscuyendo en la vida (saturada de sexualidad) del personaje principal. La aparición de su excéntrica hermana será el suceso que desencadene una serie de cambios en su mentalidad.


             Aunque mucho se resalta en los medios la interpretación de Fassbender, que en verdad es un máquina y más feroz que su propio personaje, la calidad de la actuación de Carey Mulligan como Sissy no se queda por detrás. Ambos representan dos estereotipos de personas de la sociedad actual, en su versión más extrema: el solitario y el dependiente.

             El primero, se desentiende de todo compromiso afectivo con tal de mantenerse a salvo y sin mayor preocupación que su propio bienestar. Esa falta de afecto externo y su adicción al sexo, llevan a Brandon a un nivel de insatisfacción tan desmesurado que agravan su búsqueda del placer carnal, con tal de sentir calor o alguna emoción en el gélido mundo que se ha construido alrededor. En apariencia, parece un hombre seguro de sí mismo, sereno, con los pies en la tierra. En su interior, sus pasiones se desatan en el huracán de sensaciones que supone para él una actividad sexual. Está solo y muy vacío. Es la personificación del hiperindividualismo, del culto a lo efímero, el hedonismo y la liberación sexual.

            El segundo, representado por la hermana de Brandon (Sissy), es una joven soñadora y excesivamente dependiente de los demás. No es capaz de valerse al completo por sí misma porque necesita el calor de la compañía humana. En este caso, ella misma es el huracán de emociones. Desatada, excesiva y descontrolada, se muestra al mundo como una chica extrovertida y alegre, ocultando bajo la ropa los cortes de sus brazos, el pesimismo y el miedo. También está muy sola, pero se aferra a sus únicos lazos afectivos como si le fuera la vida en ello.

         Cuanto intenta aferrarse a su relación con Brandon, surge a la vista una tremenda cuestión moral en la que se insinúa un deseo incestuoso. La adicción al sexo se interpone entre un amor fraternal que acaba desbordándose y saliendo por la tangente. 


           En “Shame” veremos como el protagonista intenta luchar consigo mismo, contra su propia naturaleza y sus miedos, contra sus deseos. Al final el espectador acaba descubriendo si Brandon lo consigue o no, y cuáles son las consecuencias. Por si acaso alguien no ha podido visionar la cinta aún, me callaré los detalles y tan solo añadiré que el personaje de Michael Fassbender no solo acaba percatándose del riesgo de su adicción, sino que lo prueba en sus propias carnes.

           Para terminar, porque algunas reflexiones de la película quiero dejároslas a vosotros (y si queréis comentarlas, me parecerá maravilloso), quiero destacar la capacidad emocional de varias escenas. En una, Mulligan nos sorprende con una deliciosa (y completa) interpretación del “New York, New York” de Sinatra, mientras Brandon se deshace en lágrimas al escucharla. En otra, Brandon vuelve a llorar al final, tirado en la calle, bajo la lluvia, destrozado por su propia vida.

         No tocaré el tema del puritanismo estadounidense, las quejas sobre la película y su ninguneo en los Oscars, porque ya nos los conocemos. La película muestra sin tapujos muchos tabúes muy reales que a los mandamases de la industria no les interesa premiar. Es muy triste, pero es así.

    Recomiendo esta película a todo el que le guste el cine de verdad. El cine cargado de arte, de enseñanzas, de interpretaciones magistrales y sobre todo, sin censuras. También, al que le apetezca atreverse con una película dura y muy escabrosa, pero tan real casi como nuestras propias vidas. Te hará pensar, lo quieras o no.

        McQueen nos ofrece una lección sobre las personas, sus miedos, sus deseos y sus aspiraciones. También, sobre nuestra sociedad de hoy en día, sobre la soledad, las relaciones y el papel que juega el sexo y el contacto físico en todo ello.

Ya que solo daré puntuaciones exactas, esta nota he tenido que redondearla… Y teniendo en cuenta que McQueen no lleva mucha experiencia como director a sus espaldas (que no en el cine) y el mérito que eso supone, he decidido redondear benévolamente…

CALIFICACIÓN: 9


Y a todo aquel que le haya fascinado la esencia del filme, les recomiendo “La era del vacío” de Lipovetsky, un libro donde se reflejan algunas bases de la sociedad actual.

jueves, 16 de febrero de 2012

"Destino". Salvador Dalí + Disney

No me voy a enrrollar escribiendo, pero os tengo que presentar un poco este nuevo apartado. En la sección publicaré varios cortometrajes para que podáis disfrutar de ellos, pero no comentaré nada ni haré crítica de los short films (para eso ya existirá otra sección diferente ;) ).

      El primero que os traigo es "Destino", diseñado por Salvador Dalí y producido por la Disney.





miércoles, 15 de febrero de 2012

"Un infiltrado en las estatuillas doradas" por J2C

Otro nuevo retrato, esta vez sobre el polifacético Gary Oldman. Escrito por Jorge Correa Domínguez, compañero de carrera y desventuras (¡un saludo!). Leedlo, es muy bueno e interesante.


UN INFILTRADO EN LAS ESTATUILLAS DORADAS 



           Gary Oldman es un actor que ha interpretado varios papeles que se han grabado en la memoria de los cinéfilos de todo el mundo. Ha encarnado personajes tan variopintos como Sirius Black (el padrino de Harry Potter) o el comisario Gordon (aliado de Batman para detener maleantes en Gotham City).  Su perfeccionismo enamora a la crítica que le recompensa con alabanzas y premios, aunque hay uno que se le resiste: el Óscar. Sin embargo, este año Hollywood le brinda la oportunidad de alcanzar esa meta y reivindicar su lugar como uno de los mejores en su profesión
              
               Nació en Londres en el año 1958, donde tuvo una complicada infancia: con siete años hizo frente a la pérdida de su padre, que abandonó a la familia. En la escuela los profesores le despreciaban con humillaciones delante de sus compañeros y le aseguraban que no sería nadie en la vida. Se refugiaba en la música, tocando el piano y cantando, pero al final optó por dedicarse a la interpretación, su otra pasión.  Empezó sufriendo con el teatro, ya que muchas escuelas dramáticas le negaban la admisión. Finalmente entró en el Rose Bruford Drama College, empezando a cosechar un gran éxito en los escenarios de Inglaterra.

              Su debut en la gran pantalla llegó en el año 1986 interpretando a Sid Vicious en “Sid and Nancy”. Lo único que gustó a la crítica de este biopic fue la actuación de Oldman, considerada de las mejores de la historia del cine. A partir de este film la carrera del inglés fue creciendo constantemente. En la década de los noventa se labró un nombre con películas como “Drácula de Bram Stoker” o “Amor a quemarropa”. También probó suerte dirigiendo “Nil by Mouth”, un drama con el que triunfó ganando el BAFTA al mejor guion y a la mejor película británica.
Actores como Brad Pitt, Anthony Hopkins y Alec Guinness se han rendido a sus pies. Solo falta que triunfe a finales de este mes en la gala de los Óscar. Es su primera nominación, pero no por ello tiene menos posibilidades de salir vencedor. Su papel en “El topo” ha maravillado al público y demuestra que es de los mejores del mundo interpretando.




Por Jorge Correa Domínguez, alias @J2C_v2

"El artista de las sonrisas"

Os traigo algo diferente para empezar una nueva sección, dedicada a algunos retratos sobre personajes del cine o actores que he escrito yo misma. Son intento de arte y creatividad en MUY pocas palabras, con pinceladas de información esencial y relevante, y sobretodo, cuya finalidad es hacer atractivo al retratado de cara a un público o lector. Esta semblanza en cuestión es, además, un trabajo de clase. Todavía no sé la nota, pero vosotros me diréis qué tal.

        Damas y caballeros, the artist:


El artista de las sonrisas

            El artista no se hace, nace, como suelen decir. Y cuando hablamos del arte del humor, resulta imprescindible poseer esa chispa, ese secreto para producir risas, un manual para las sonrisas. Jean Dujardin ya debió salir del mismo vientre de su madre con esa pícara mueca francesa en los labios y la gracia en su ser.

            Como ocurre constantemente en la vida, el tiempo nos termina colocando en el lugar al que pertenecemos. Pero no fue un mero fruto de la casualidad que un joven llamado Jean decidiera adentrarse en el mundo de los monólogos tras su temporada de servicio militar. Estaba en la sangre de este antiguo cerrajero divertir y embaucar al público, que poco a poco iría aumentando de tamaño hasta alcanzar (la friolera de) seis millones de personas.

            Dujardin se había convertido en un popular actor televisivo tras participar en una de las comedias francesas con mayor audiencia. Tenía “la Tour Eiffel” en sus manos. Y quién habría dicho que este joven de facciones galas y sonrisa kilométrica se consolidaría como uno de los intérpretes más famosos de su patria. Quizá su carisma y desparpajo hablaban por sí mismos.

            Su ascenso hacia el reconocimiento mundial estuvo marcado por su inminente encuentro con el desconocido cineasta Hazanavicius. Las primeras películas que realizaron juntos, dirigidas hacia un registro en el que el comediante se sentía cómodo, consolidaron el inicio de su carrera cinematográfica.

            Pero no fue hasta la maravillosa obra del director, que intentó recuperar la esencia del cine mudo, que su fama alcanzó índole internacional. Dujardin pudo demostrar, en esta producción que lo impulsó directamente a los Oscar, todo el despliegue de gesticulación teatral del que disponía. El humor estaba al servicio de sus ojos, la elegancia en sus movimientos y el drama en su mirada. Descubriendo su reluciente dentadura, logró embaucar a la crítica, al público y a los entendidos del séptimo arte. Y sobre todo, demostró que además de poseer esa chispa que produce carcajadas, es perfectamente capaz de adaptarse a las lágrimas y el sufrimiento de George Valentin. 




Por @AliHepburn.

La Bella y la Bestia y del Toro

 Hoy, en clase, me he enterado del nuevo proyecto que tiene entre manos Guillermo del Toro. Sí, me declaro fan del mexicano desde “El espinazo del diablo”, hasta “No tengas miedo a la oscuridad”, pasando por “El laberinto del fauno” y “El orfanato”. Su original universo de fantasía oscura y monstruosa me cautiva por completo, así que su nueva producción me interesa muuucho.

            En esta temporada en la que vemos llegar de las Américas todo tipo de remakes, versiones y adaptaciones de obras clásicas sobre todo y, curiosamente, infantiles (véase Alicia en el País de las Maravillas de Tim Burton, las mil producciones que se avecinan sobre Blancanieves…) hacia un registro mucho más adulto y maduro, del Toro se atreve con “La Bella y la Bestia”.

            También resulta llamativo que esté involucrado en la realización, como guionista, el responsable de los hilarantes diálogos de “El Diario de Briget Jones”, Andrew Davies. Personalmente, me muero de ganas por ver qué surge de esta combinación explosiva y cómo del Todo transforma el castillo embrujado y sus huéspedes en su personal mundo onírico y siniestro.

            Además, hay que añadir al cóctel la posible participación de Emma Watson (“Harry Potter”) a la cinta, en el rol de la protagonista. Me pega totalmente para el papel y además, yo que la he cogido mucho cariño con toda la saga del mago, creo que tiene mucho talento y capacidad para sorprendernos en su nueva etapa post-Potter.


            Un proyecto interesante que, si Guillermo del Toro sabe cómo manejar, se puede convertir en una obra de arte. Esperaré con ansias más noticias sobre "Beast"

Crítica: "J. Edgar"

¿Qué tal queridos lectores (si es que tengo alguno)?

            Hoy os traigo una crítica que tenía ganas de escribir hace tiempo. Lo último y prácticamente nuevo de Clint Eastwood se ha hecho inmediatamente con el favor de la crítica y del público en general. Yo os traigo mi propia reflexión, muy enfriada (pues visioné la película el mismo día de su estreno) y comedida de “J. Edgar”.

            Por mucho que se intente vender la moto, es imposible ser objetivo al cien por cien en el mundo de la comunicación. Entendamos que plasmar una información contrastada, basada en datos oficiales, no precisa de una opinión y valoración por parte del periodista (de hecho, a mi juicio, esas informaciones prescinden totalmente de la labor periodística, ya que se acerca mucho más a la investigación que al arte de la palabra).
            Con esto vengo a deciros que, a pesar de todo, he tratado de ser lo más imparcial posible a la hora de realizar una crítica elaborada sobre el filme. ¿Por qué? Porque si soy sincera, a mí el cine de Eastwood me cuesta… Me cuesta mucho, por un montón de razones relacionadas con su trabajo de dirección. Y no por ello quiero menospreciar ni subestimar la increíble tarea de llevar este sorprendente biopic del que fue presidente del FBI a la gran pantalla, porque realmente se trata de una obra muy grande. Él, Clint, es muy grande.

          Aclarado esto, como siempre, os dejo la sinopsis oficial para los que andéis un poco despistadillos:
"En 1924, con sólo 29 años, Edgar Hoover fue nombrado director general del FBI para que reorganizara la institución. Ocupó el cargo hasta su muerte en 1972, sobreviviendo a siete presidentes, alguno de los cuales intentó inútilmente destituirlo. Los archivos que Hoover guardaba celosamente, llenos de secretos inconfesables de importantes personalidades, lo convirtieron en uno de los hombres más poderosos y temidos de la historia de los Estados Unidos."


               Si se lee el argumento sin haber visto previamente la película, uno puede pensar que le cuentan (y destripan) absolutamente toda la trama y el conflicto. Pero basta con conocer a Eastwood para saber de buena tinta que si el cineasta se ha involucrado en un proyecto autobiográfico, no será con la intención de realizar un documental sobre el personaje en cuestión.

                Y es que el título “J. Edgar” no es casualidad. De hecho, podéis tacharme de ignorante, pero una clara evidencia de esa elección la comprobé hace unos meses. Cuando la cinta todavía se encontraba en plena postproducción y este hecho llegó a mis oídos, al informarme de que se trataba de un biopic hice la gran tontería de buscar el nombre en Google. No tenía ni idea de quién era ese J. Edgar, hasta que vi que en los resultados de búsqueda estaba seguido por “Hoover”. Ya entonces lo identifiqué (a esas alturas quién no lo haría…) y además entendí las intenciones de Eastwood: J. Edgar no es una lección de historia sobre los logros políticos y de investigación de Hoover; J. Edgar nos desea enseñar los entresijos y misterios de la parte más oculta del controvertido presidente del FBI, todo aquello que los no contemporáneos a esta persona podemos desconocer. Nos quiere mostrar quién y cómo era, no lo que hizo.

                Aun así, por supuesto que el guion y el desarrollo del argumento se apoyan en grandes acontecimientos históricos relacionados con Hoover, pero para comprender las producciones de este cineasta hay que saber “ir quitando capas”.

                El guionista de esta obra, al que corresponde también otro brillante autobiográfico (“Mi nombre es Harvey Milk”), es Dustin Lance Black, al que creo que le corresponde su debido reconocimiento por un trabajo (más que) bien hecho.


              Ahora tengo que tocar la parte peliaguda… La dirección. Eastwood, una vez más, implanta su sello personal en la cinta. Ese ritmo tan parsimonioso (no tan acentuado como en otras producciones), un ambiente que se recrea en unos constantes puntos suspensivos y la presencia de algunos momentos un poco superfluos, hacen de “J. Edgar” una película lenta. Así de claro. Para los que estén acostumbrados al ritmo trepidante de los blockbusters hollywoodenses, el biopic se hará difícil de digerir. No es por dificultad de entendimiento ni arduo seguimiento, si no por lo complicado que llega a resultar que te atrape. (Aviso a navegantes, su visionado pueden convertirse en dos horas tediosas o pausadas).
             Es cierto que hay momentos en los que te aíslas al completo por la tensión que desprenden algunas escenas, pero tan pronto como llega puede irse. A mi parecer, Eastwood solo está interesado en un público que sea capaz de captar su esencia y vivirla. Y le da igual atraer la atención del resto del mercado (a mi me parece de maravilla, no es un vendido).
             No obstante, la calidad de los planos escogidos en todo momento, la luz tenue, la ambientación con medios tonos y el montaje final son exquisitos. Este es uno de los puntos fuertes de Clint Eastwood, porque es tan detallista que todo está en su sitio y a la perfección en todo instante. 
             No me olvido del curioso desarrollo argumental, dando constantes saltos en el tiempo, con el fin de justificar siempre un antes y un después. De hecho, estoy muy a favor de este recurso porque creo que es lo que más velocidad logró aportar a la película.

              La fotografía llega en ocasiones a ser más que excelente, pero en muchos momentos del filme pasa muy desapercibida. ¡Ah! Y mención especial a la caracterización de los personajes… (Con el Hoover jovencito parecía que DiCaprio hubiese regresado en el tiempo a sus días de “Titanic”) Muy conseguida.

                Y antes de pasar a las interpretaciones, por supuesto que destaco el nivel emocional de las situaciones más privadas de la vida de Edgar Hoover. Poner en el centro de la trama (que no como conflicto principal) su posible homosexualidad es un auténtico acierto. Humaniza a ese ser imbatible y superior que aparenta ser en su edad adulta y nos encariña con él. Si no fuera por este aspecto, habría creado a un personaje demasiado antipático con el que el público jamás se identificaría. Sería la historia de un villano sin ningún otro matiz.
                 Sin embargo, en el resto de las cuestionables acciones de Hoover, el director prefiere no arriesgarse demasiado. No se moja y deja a juicio del espectador la justicia, legalidad y justificación final de sus actos (las insinuaciones sobre M. Luther King, J. F. Kennedy y su hermano, Nixon…).


            Quizá lo más embaucador de esta obra, además de la elegancia del director, es la maravillosa interpretación de Leonardo DiCaprio. A estas alturas, poco se puede añadir a su sorprendente retrato de J. Edgar Hoover, en el que recrea todas sus manías, inseguridades y miedos con solo una mirada inquieta. Su gesticulación, sus silencios, su manera de hablar… Todo está perfectamente acompasado para representar todas las obsesiones y ambiciones del expresidente del FBI en su propia persona (curiosa esa testarudez del jefe con los trajes, a lo Barney Stinson; just kidding).
              Me parece un despropósito que se le haya ninguneado así en la presente edición de los Oscars. DiCaprio se merecía, al menos, una nominación. También me parece que otros muchos aspectos de la película tendrían que haber sido galardonados pero… Por supuesto, estamos hablando de ese puritano y tradicional jurado tan especial. ¿Sugerencia de la homosexualidad de una de las figuras más importantes de la alta esfera americana? No, gracias. En fin.
               Destacan como secundarios Naomi Watts, como su leal secretaria y un apuesto Josh Lucas como su mayor amistad.

               “J. Edgar” es una película disfrutable incluso después de su visionado. Eso sí, solo a un público en concreto podrá resultarle una obra brillante y sin ningún desacierto. Yo discrepo en ese punto ya que, puestos a reflexionar, toda esa sucesión de acontecimientos meticulosos y ese ritmo suavizado te dejan un poco frío. Si no le coges cariño al personaje por sus sacrificios y esfuerzos, se te antoja un universo muy distante.

               Por eso, te recomiendo “J. Edgar” si eres fan acérrimo de las producciones de Clint Eastwood o si te apetece una película poco convencional para estos días, que te invita a reflexionar, te ayuda a conocer la parte más humana de un hombre misterioso y siniestro, te deleita con una buena adaptación de sucesos históricos y te exige rebuscar en su profundidad argumental. Y por supuesto, que también ofrece una de las mejores interpretaciones de DiCaprio hasta la fecha.

 

CALIFICACIÓN: 7/10

martes, 14 de febrero de 2012

Ese placer exquisito... (St. Valentine's Day)




           Os traigo un vídeo que encontré en otro blog de cine y que quiero compartir con vosotros en este día. Bueno, en este y en todos, porque el amor y el romance son unas de las piedras angulares del cine. Y sin embargo hay muy pocos besos inolvidables que nos hayan emocionado y cautivado al público a lo largo de toda la historia de esta industria. Aquí tenéis algunos de ellos (con la música de Cinema Paradiso de fondo, para vuestro deleite).

"The Hunger Games": Capitol Ads. Publicidad con publicidad.

 Aprovecho para abrir una nueva sección dedicada a las noticias del cine de los próximos estrenos y proyectos. Sin embargo, no confiéis en mí para manteneros al día de la actualidad de la industria cinematográfica, porque solo iré escribiendo sobre las producciones que a mí me resulten más interesantes o que me llamen la atención. Y además, para qué mentir, no soy tan constante para ponerme a redactar entradas todos los días de lo que vaya llegando nuevo.

            Muchos quizá aún no hayáis oído hablar de este proyecto... Pero según se vaya acercando la fecha de estreno se hará escuchar bien alto y claro. Me refiero a la adaptación a la gran pantalla de "The Hunger Games", basada en la primera novela de la trilogía del mismo nombre.
             Esta primera película, ya en post-producción (y en los últimos retoques, me atrevería a decir), llegará pisando fuerte a nuestro país (normal... UN MES después de su estreno casi mundial) el próximo abril. Apunta a ser la nueva franquicia digna de la herencia de Harry Potter, aunque algunos la señalan como la nueva saga "Crepúsculo" (algo totalmente fuera de lugar según mi criterio).

            Para que os entre un poco el gusanillo y la curiosidad, a los que no habéis leído ninguna de las novelas originales os copio la sinopsis oficial (de la peli):
"Todos los años en las ruinas de lo que era una vez América del Norte, la nación de Panem obliga a cada uno de sus doce distritos a enviar a un chico y a una chica adolescentes para competir en Los Juegos del Hambre. En parte es un entretenimiento rebuscado y en parte es una táctica de intimidación por parte del gobierno del Capitolio. Los Juegos del Hambre es un evento televisado nacionalmente en el cual los Tributos tienen que luchar entre ellos hasta quedar solamente un superviviente. Enfrentada con los bien entrenados Tributos, que llevan toda la vida preparándose para estos juegos, Katniss se ve obligada a recurrir a sus agudos instintos, así como a la tutoría de Haymitch Abernathy, antiguo campeón aunque ahora estropeado y borrachín. Si quiere volver a su casa en el Distrito 12, Katniss tendrá que tomar unas decisiones imposibles en La Arena que sopesan la supervivencia frente a la humanidad y la vida frente al amor."      


              Rodeada de dificultades técnicas, de polémicas con la minoría de edad permitida, con la completa vuelca de tuerca que el director quiere darle a la historia... "Los Juegos del Hambre" está a punto de salir del horno y así nos lo demuestran: con estos originales y curiosos 'ads' ficticios que promocionan productos del Capitolio. Publi viral ideada para hacer publicidad de la película.
            Os los dejo aquí copiados, ¡a ver qué os parecen! A mí en principio me resultan una buena toma de contacto con la estética y la esencia de una parte esencial de la novela...


     

 (Parece que hay problemillas para postear todos los posters aquí, así que os dejo un enlace dónde podréis ver los otros dos restantes.)

lunes, 13 de febrero de 2012

Crítica: "War horse (Caballo de batalla)"

 He decidido inaugurar mi diario de a bordo con una película que tengo relativamente reciente, ya que se trata de uno de los estrenos palomiteros del pasado fin de semana.
                Hablo de la grandiosa producción ‘Spielberiana’ “War horse (Caballo de batalla)”. Se trata de una película basada en la novela de Michael Morpurgo, la cual no he tenido el placer de leer, por lo que no puedo aportar nada respecto a la calidad de la adaptación al guion.


                Os dejo la sinopsis oficial para poneros en situación:
“WAR HORSE (CABALLO DE BATALLA) comienza con el relato de la extraordinaria amistad entre un caballo llamado Joey y un joven muchacho, Albert, encargado de domesticarlo y entrenarlo. Cuando ambos son apartados por la fuerza, la película sigue el fenomenal viaje del animal a través de territorios en guerra, que irá modificando e inspirando las vidas de todos los personajes que conoce a su paso -la caballería británica, los soldados alemanes y hasta un granjero francés y su nieta- antes de que la historia alcance su emotivo clímax, en el corazón de una tierra de nadie.”

                Los que conozcáis ligeramente la carrera del cineasta estaréis de acuerdo conmigo en que, si por algo sobresale y se valora tanto la aportación de Steven Spielberg a la industria, es por el increíble despliegue técnico de producción, en el que siempre pone el máximo esfuerzo y dedicación. Su negocio es el espectáculo, con todas las letras, y esta película demuestra una vez más que Steven sabe cómo hacerlo. Con esto vengo a decir que solo encuentro un adjetivo para la cinta en cuanto a la labor técnica: impecable. Su nivel de entretenimiento lo dejaremos a elección del espectador, pero mi opinión como público es que no te deja distraerte ni un segundo; te atrapa desde el inicio del conflicto.
                El trabajo de fotografía, a cargo de Janusz Kaminski, tampoco se queda corto. Pude disfrutar de una proyección HD que me permitió contemplar el alcance del aporte artístico. Una perfecta profundidad de campo, planos modernos y encuadres paisajísticos que te transportan directamente a los bellos campos de Inglaterra y Francia en el siglo XIX. Una delicia para los ojos.
                Es cierto que en la escena final, personalmente, me chirrían un poco esos colores anaranjados tan saturados (que me recordaron a la emotiva escena Escarlata atestiguada por Dios en “Lo que el viento se llevó”), aunque quizá tan solo se tratase de emitir ese calor exacerbado del hogar con una paleta más que cálida (ardiente diría yo).

Perfecta la fotografía también en esta vistosa escena de los caballos avanzando entre el trigo.

                De este modo, Spielberg nos regala otra de sus magníficas obras que sin duda será recompensada (se encuentra nominada a seis estatuillas). Seguramente, se hará con los Oscars relacionados con el apartado técnico.  
                Destaco la calidad de dirección de las escenas del caballo protagonista, Joey, saltando entre trincheras y alambres de espino en busca de la libertad. Te hace sentir la fuerza del carácter animal, el ansia de escapar, de lo salvaje e incluso se te atraganta en las cuerdas vocales un grito de “¡huye!”, de liberación.
                Y es que, realmente, lo que corona a este filme como uno de los favoritos en la próxima gala de los Oscars es su capacidad emocional para involucrarte totalmente en la trama. La historia, supongo que extraída de la novela original, está cargada de sentimentalismo del bueno y emoción hasta la médula. Este es el punto fuerte del guion, dividido en cinco etapas: cinco aventuras en las que lloraremos, reiremos, sufriremos y nos emocionaremos con Joey. Para ser sincera, yo que soy ferviente defensora de los animales, no podía apenas soportar ciertas escenas en las que el protagonista experimentaba dolor o sufrimiento físico.
                  El factor empático, más que recaer sobre los personajes humanos, se centra en el caballo y en las relaciones que irá desarrollando a lo largo de la película: en los amigos que hace durante su largo viaje, en todos sus entrañables dueños que, tanto ni él como nosotros, los espectadores, olvidaremos nunca.

                A la hora de señalar el clímax de la cinta muchos apostaréis por el conmovedor desenlace. No obstante yo lo encontré en el momento en que un soldado del bando alemán y otro inglés cooperan para ayudar a Joey, en medio del campo de batalla. En tierra de nadie, como indica la sinopsis. Y es que, sin duda, no es casualidad que este punto esté resaltado en el argumento, ya que considero que incluye una moraleja que Spielberg quería ilustrar desde el primer fotograma: una escena un tanto irónica y cuanto menos curiosa, en el que se demuestra la humanidad y la compasión de las personas. Me reafirmo, ese instante me cautivó como ninguno en todo el filme.

                Después de haber subrayado la interpretación e importancia del animal, también hay que recalcar ciertos personajes humanos. El primero, como no, el actor que comparte cartel con Joey, Jeremy Irvine, cuyo papel es Albert, el mejor amigo del caballo. Cumple como novel y quizá sea con el que el público simpatice más, por todos los valores que representa.
                También es importante la presencia del actor que interpreta al televisivo ‘Sherlock Holmes’, Benedict Cumberbatch, que nos ofrece una muy buena representación de su personaje, un alto mando del ejército que quizá hace gala de demasiados “dejes” pertenecientes a la caracterización de Holmes, como su prepotencia y sus gestos maniáticos.
                El resto de los personajes, a mi parecer, pasan tan rápido que al espectador no le da tiempo a identificarse con ninguno. Eso sí, penas y glorias pasan por muchas, por lo que comprobaréis que el poco tiempo en pantalla es suficiente para encariñarse con algunos de ellos. Destaco a la niñita francesa (por su simpatía y desparpajo) y a su cansado abuelo (por su papel clave al final), interpretados respectivamente por Celine Buckens y Niels Arestrup.

                Por último, quiero señalar la siempre complaciente obra del compositor John Williams, que climatiza la película en todo momento aportando aún más fuerza emotiva al conjunto.

                En definitiva, “War horse” es una emotiva y entretenida obra cinematográfica bañada en la esencia del cine de Spielberg, el espectáculo, en la que los auténticos valores protagonistas son el afán de superación, la esperanza y sobre todo la amistad y la lealtad; una aventura que contiene tanto sonrisas como lágrimas e incluso, por qué no, alguna que otra risotada, y los nervios a flor de piel.

                Te la recomiendo si deseas pasar un rato entretenido, divertido y emocionante frente a la pantalla, con una historia profunda solo hasta cierto punto y sin mucha dificultad argumental. Una aventura en la que te involucrarás emocionalmente de principio a fin. Ah, y cómo no, no te la pierdas si eres de a los que un animalito es capaz de robarle el corazón.



CALIFICACIÓN: 8/10

Welcome!

¡Buenas!
Estreno mi enésimo (pero) nuevo blog para presentaros un poco de qué va este proyecto.
Tal y como se indica en la bio del lateral de la web, soy una estudiante de Comunicación Audiovisual, aún con mucha carrera de fondo por delante, cuya meta es llegar a formar parte de la industria cinematrogáfica.
Para lograrlo, entre otras aptitudes que se requieren, resulta realmente imprescindible que hayan visionado una gran cantidad de clásicos de la gran pantalla, que haya curioseado en experimentos de serie B y cine independiente y que me mantenga al día con las nuevas producciones que vayan saliendo a la luz. Ciertamente, he perdido la cuenta de cuántos y qué filmes he disfrutado y cuáles no.

      Por eso he creado este espacio, para anotar cada una de las películas que vaya viendo, sean nuevas, antiguas, que haya visto previamente o que haya repetido mil veces. Además, para poner un poco en práctica mis conocimientos sobre el cine, irán acompañadas de una crítica más o menos objetiva con el fin de ofreceros una opinión que valore la calidad de las distintas producciones.

      También incluiré algunos reportajes (propios) y noticias interesantes sobre el cine, ya bajo mi puro criterio personal.

      Me despido sin más, esperando que si alguna vez me leéis disfrutéis de este pequeño y humilde blog sin ánimo de lucro, creado en último término para vuestro entretenimiento e información.

¡Un saludo!
Buenas noches y buena suerte.