Damas y caballeros, the artist:
El
artista de las sonrisas
El artista
no se hace, nace, como suelen decir. Y cuando hablamos del arte del humor,
resulta imprescindible poseer esa chispa, ese secreto para producir risas, un
manual para las sonrisas. Jean Dujardin ya debió salir del mismo vientre de su
madre con esa pícara mueca francesa en los labios y la gracia en su ser.
Como ocurre constantemente en la
vida, el tiempo nos termina colocando en el lugar al que pertenecemos. Pero no
fue un mero fruto de la casualidad que un joven llamado Jean decidiera
adentrarse en el mundo de los monólogos tras su temporada de servicio militar.
Estaba en la sangre de este antiguo cerrajero divertir y embaucar al público,
que poco a poco iría aumentando de tamaño hasta alcanzar (la friolera de) seis
millones de personas.
Dujardin se había convertido en un
popular actor televisivo tras participar en una de las comedias francesas con
mayor audiencia. Tenía “la Tour Eiffel” en sus manos. Y quién habría dicho que
este joven de facciones galas y sonrisa kilométrica se consolidaría como uno de
los intérpretes más famosos de su patria. Quizá su carisma y desparpajo
hablaban por sí mismos.
Su ascenso hacia el reconocimiento
mundial estuvo marcado por su inminente encuentro con el desconocido cineasta
Hazanavicius. Las primeras películas que realizaron juntos, dirigidas hacia un
registro en el que el comediante se sentía cómodo, consolidaron el inicio de su
carrera cinematográfica.
Por @AliHepburn.
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