viernes, 11 de enero de 2013

Crítica: "El Hobbit: Un viaje inesperado"


 Hace semanas que prometí esta entrada y lo malo de subir la crítica a estas alturas es que ya no hay mucho que aportar... ¡¡pero esto no puede faltar aquí!!

    Las pocas sinopsis que he encontrado sobre "El Hobbit" son tan aburridamente detallistas que prefiero abordar directamente mi opinión sobre el filme. 
    No he leído la mítica obra de Tolkien, aunque por supuesto soy consciente de su tono mucho más infantil y desenfadado respecto al resto de las obras del escritor inglés. Estas características se traspasan directamente de la literatura a la película, al ambiente de la Tierra Media y a la cámara de Peter Jackson. Si en "El señor de los anillos" su desbordante épica era el plato fuerte y característico de la trilogía, el humor y la aventura se convierten en los elementos esenciales de "El Hobbit". Y teniendo en cuenta la profundidad y oscuridad de las películas anteriores, se agradece este nuevo ambiente para la precuela del Anillo. 


   En "El Hobbit" nos aventuramos en una Tierra Media diferente, más viva, más alegre, más colorida. El trabajo de fotografía es sencillamente impresionante en algunas secuencias, llegando en calidad a la altura de sus predecesoras (esos planos aéreos de Rivendel, la lucha de los gigantes de piedra....). 
   Los personajes son la película. Martin Freeman está convincentemente simpático en su inocente papel de Bilbo, Ian McKellen realiza un trabajo limpio y perfecto como acostumbra, mientras que el resto de personajes ya conocidos por el público (Galadriel, Elrond, Saruman...) cumplen y pasan ciertamente  desapercibidos. Lo que es indiscutible, es que el peso de la película se sostiene por la presencia, carisma y variedad de cada uno de los enanos. Sí, yo tampoco me quedé con más de tres nombres, pero estos personajillos son el alma de la película. Sin embargo, si me pidieran resaltar alguna interpretación, esa sería sin duda la de Andy Serkins dándole facciones y expresividad al Gollum más realista y divertido de todas sus apariciones. 
  Hasta aquí todo eran halagos, pero hay ciertos aspectos que debo reprocharle al señor Jackson.


  Quizá los más fans de estas monumentales obras cinematográficas no estén de acuerdo, pero considero que la decisión de convertir una novela de unas escasas trescientas páginas en una trilogía es un absoluto y desafortunado error. Y más aún si tenemos en cuenta la duración previsible para cada una de  las cintas (la que nos incumbe, ocupa un metraje de la friolera de dos horas y media). Podría resultar una elección brillante al permitirse, además de narrar la historia original, emplear e incluir las notas y apuntes de Tolkien para rellenar minutos... Pero es evidente que una intención tan pretenciosa como ambiciosa debía hacer aguas por alguna parte.
   En mi opinión, la duración de "El Hobbit" no beneficia para nada su visionado o disfrute. Jackson estira algunas escenas hasta la saciedad, dilatando exageradamente su tiempo para narrarnos los hechos adecuados en los momentos oportunos. No obstante, el ritmo del filme se mantiene increíblemente intacto, quizá gracias a esa chispa cómica siempre presente. No seré yo quién diga que "El Hobbit" no es entretenimiento y espectáculo puro, pero como un amigo me dijo, saber que el argumento de la historia principal (e interesante) del libro apenas ha empezado a desarrollarse, la transforma en una producción algo insípida e insulsa... una mera introducción a la auténtica aventura. Le falta carácter y personalidad, pues la traslación tan completa e insistente del escrito original le ha ahorrado a Peter Jackson afrontar muchos riesgos. 


    Ese punto también es apreciable en el previsible y automático desarrollo de los hechos, donde de nuevo falla la labor del director. "La Comunidad del Anillo", a pesar de su gran éxito y entusiasmo, se llevó el título a la cinta más floja de la trilogía. Casualmente, el desarrollo de la acción en la primera aventura de los hobbits es tan similar a la precuela cinematográfica, que esta vez Bilbo Bolsón es quién hereda esos leves defectos de dirección. En cuanto a lo del desarrollo, me explico: Hobbiton, primer contacto con el camino y la aventura, primer conflicto, Rivendel y Elrond, se asume la misión, montañas nevadas, buscamos otro camino, orcos, más orcos, parece que es el final de la película pero aparecen más orcos, un personaje principal es herido llamando al público a la emoción o a la lagrimilla, huyen y se salvan, la misión continúa. ¿A qué película me refiero, eh? La principal diferencia entre ambas es que el pobre Sean Bean está destinado a la muerte en pantalla. Es broma, se salvan muchas más distancias, pero el desarrollo está absurda y descaradamente calcado de la primera entrega de la trilogía original... y no tendría porqué haber sido así. 


  Otro descuido que no puedo obviar, es esa sorprendente dejadez del cineasta y los productores a la hora de tratar los efectos especiales. A excepción de Gollum y los paisajes, los efectos especiales tanto físicos, como técnicos y digitales de "El Hobbit" están muy por debajo de sus anteriores películas. No me esperaba estos resultados pasables de un director tan obsesionado con los efectos como Peter Jackson. 

  En resumen... Las comparaciones son odiosas. Pero si analizamos "El Hobbit" por sí sola, nos encontramos ante una entretenida película de fantasía a la que ninguna otra producción actual podría hacerle frente en la materia. Fresca, divertida, pero larga. Me quedo con las escenas de la canción de los enanos y el maravilloso prólogo. 



   Se la recomiendo a cualquiera que le apetezca disfrutar de una buen filme de aventuras, con muchísimas más luces que sombras, por supuesto. Y cómo no, a todo fan de la trilogía original que desee regresar a la Tierra Media, a todo amante de su mitología. Peter Jackson sigue demostrando que sabe contar historias y además, transformarlas en películas espectaculares, descomunales y exuberantes. 

CALIFICACIÓN: 7'5

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