Hace semanas que prometí esta entrada y lo malo de subir la crítica a estas alturas es que ya no hay mucho que aportar... ¡¡pero esto no puede faltar aquí!!
Las pocas sinopsis que he encontrado sobre "El Hobbit" son tan aburridamente detallistas que prefiero abordar directamente mi opinión sobre el filme.
No he leído la mítica obra de Tolkien, aunque por supuesto soy consciente de su tono mucho más infantil y desenfadado respecto al resto de las obras del escritor inglés. Estas características se traspasan directamente de la literatura a la película, al ambiente de la Tierra Media y a la cámara de Peter Jackson. Si en "El señor de los anillos" su desbordante épica era el plato fuerte y característico de la trilogía, el humor y la aventura se convierten en los elementos esenciales de "El Hobbit". Y teniendo en cuenta la profundidad y oscuridad de las películas anteriores, se agradece este nuevo ambiente para la precuela del Anillo.
En "El Hobbit" nos aventuramos en una Tierra Media diferente, más viva, más alegre, más colorida. El trabajo de fotografía es sencillamente impresionante en algunas secuencias, llegando en calidad a la altura de sus predecesoras (esos planos aéreos de Rivendel, la lucha de los gigantes de piedra....).
Los personajes son la película. Martin Freeman está convincentemente simpático en su inocente papel de Bilbo, Ian McKellen realiza un trabajo limpio y perfecto como acostumbra, mientras que el resto de personajes ya conocidos por el público (Galadriel, Elrond, Saruman...) cumplen y pasan ciertamente desapercibidos. Lo que es indiscutible, es que el peso de la película se sostiene por la presencia, carisma y variedad de cada uno de los enanos. Sí, yo tampoco me quedé con más de tres nombres, pero estos personajillos son el alma de la película. Sin embargo, si me pidieran resaltar alguna interpretación, esa sería sin duda la de Andy Serkins dándole facciones y expresividad al Gollum más realista y divertido de todas sus apariciones.
Hasta aquí todo eran halagos, pero hay ciertos aspectos que debo reprocharle al señor Jackson.