¡Feliz Navidad a todos!
Creo que no existe mejor manera de comenzar la etapa de publicaciones navideñas en mi blog que escribiendo la crítica de "Los Miserables". ¡Allá vamos!
Después del visionado de esta desmesurada película que llevaba tanto tiempo esperando (mucho antes de que se dieran los primeros indicios de que alguien tenía la humilde intención de atreverse con una adaptación), os puedo asegurar que estamos ante una de las mejores producciones cinematográficas del año que, sin duda alguna, verá recompensado su mérito en la próxima edición de los Premios de la Academia.
Por si alguien aún anda un poco despistado con el argumento, aquí podéis leer la sinopsis oficial:
El expresidiario Jean Valjean (Hugh Jackman) es perseguido durante décadas por el despiadado policía Javert (Russell Crowe). Cuando Valjean accede a cuidar a Cosette, la pequeña hija de Fantine (Anne Hathaway), sus vidas cambiarán para siempre. Adaptación cinematográfica del famoso musical 'Les miserables', a su vez basado en la novela homónima de Victor Hugo, y completamente cantada.
Para poneos un poco en situación, las primeras críticas del filme han resultado exageradamente dispares. También es cierto que la mayoría aciertan en varios puntos compartidos, como la notable escasa experiencia en la industria del director, Tom Hooper, que ya se hizo con un temprano Oscar por "El discurso del rey". Pero al margen de esa cuestión, que ya trataré más adelante, yo llegué a la tajante conclusión de que cuando una película recibe puntuaciones tan disparatadas como opuestas, uno no puede dejarse llevar por las opiniones de los "entendidos". Sencillamente, porque es en estas ocasiones cuando la expresión "para gustos los colores" cobra el sentido más explícito y (demasiado) evidente. Y esto es así.